«Llevo 37 denuncias en cinco años porque me dijeron que era la única manera de que el Ayuntamiento hiciera caso». Manuel Bernabeu representa a una pequeña comunidad del barrio de Velluters, seis familias que viven en otras tantas viviendas casi en el cruce de las calles Roger de Flor y Torno del Hospital. Y no aguantan más.
Manuel compró la vivienda en 2011, ilusionado con un barrio donde su familia vive muy cerca, aunque todo tiene un límite. Edificios en ruinas que amenazan la casa donde reside, un solar que ha pasado de ser un aparcamiento ilegal a un lugar de acampada de indigentes, chatarrerías ilegales en las que desguazan todo lo que encuentran en la basura, amén de los lógicos problemas de suciedad por todo lo citado.
«Los del solar estaban antes en el jardín del Hospital; nos ha dicho la Policía que no pueden hacer nada porque el derecho de pernocta existe en Valencia», se lamenta, para indicar que los vecinos evidentemente no tienen posibilidad de arreglar nada.
«¿Qué le podemos decir a alguien con una maza en la mano que está reventando un electrodoméstico para sacar lo que pueda?», se pregunta. La respuesta es obvia, pues nada. Aguantar y confiar en que las letrinas improvisadas en el solar y su entorno no se sitúen junto a sus casas.
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