Opción 1
Coge una bandeja poco profunda, pon papel en el fondo y humedécelo bien. Esparce las semillas preparadas, haz una funda transparente y ponla en el alféizar de una ventana. No verter demasiada agua: las semillas no deben flotar en ella. Después de la germinación, retire la tapa y mantenga el papel siempre húmedo, no deje que se seque. Para ello, rocíe los plantones 2-3 veces al día.
Opción 2
Coge papel higiénico y, además, corta tiras de polietileno de la misma anchura. Coloca el polietileno y una tira de papel higiénico encima. Humedézcalo bien con un pulverizador manual o, mejor aún, con una jeringa o una pistola. A lo largo del borde, con una ligera hendidura, colocar las semillas. A continuación, enrolle con cuidado la base de papel junto con el papel de aluminio, póngala en una jarra o vaso y vierta un poco de agua sobre ella. Coloca una bolsa sobre el recipiente o cúbrelo con un vaso de plástico transparente. Los microvegetales crecen perfectamente en estos rollos, e incluso no es necesario regarlos ni pulverizarlos. Lo principal es asegurarse de que siempre haya agua en el recipiente.
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